¡Cuantas penas, encontré en tu alma!
¡cuantas huellas de dolor!
tu corazón apenado,
entristecido por el
tiempo vivido, que ya no volverá atrás.
Casi dos lagrimas se asoman en tus ojos
tan cansado de mirar sollozando en tus recuerdo
tu cuerpo estremecido
y tus manos temblorosas me acarician sin cesar.
Hoy comprendo muchas cosas
que hace, mucho tiempo no supe apreciar
no puedo olvidar, ese tiempo traicionero
tan mezquino, tan hipócrita que nadie nos perdonara.
Nuestras almas se unieron en un silencio
tan profundo, que solo Dios testigo fue
quizás caminando mas caminos
nos encontraremos en el mas allá.
Nilda B de Cabrera año 1977
No hay comentarios:
Publicar un comentario