Después de levantarme temprano, tuve un día de bastante trabajo,
empezando por cortar el cerco y también el  pasto, 
con mis dos nietos corriendo por la calle de aquí para allá.              
    
    
Después  preparar la comida para comer con mis dos  hijos; Daniel y Adrián.
                     CARICIAS
Te recuerdo corriendo por el campo
oliendo a hierba tus cabellos revueltos 
por el viento.
Tus  pies descalzos hundidos
en los surcos de la tierra.
Las aves revoloteaban a tu alrededor.
Al atardecer ese sol tan rojo,
quemando tu rostro, esa piel tan dorada 
tus ojos  azules reflejándome en ellos 
pidiendome amor,
complaciéndonos mutuamente.
Como de un manantial
surge en mi mente 
ese río bajando en cascadas,
recuerdo tus manos 
de sedientas caricias 
recorriendo mi vientre,
tus labios  sensuales 
me invitaron a una danza de besos.
Unidos, tomados de las manos 
nos recostamos en la arena 
a la orilla del río; ya sereno y tranquilo.
                                                                                Nilda B. De Cabrera
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