
¡Cuantas penas, encontré en tu alma!
¡cuantas huellas de dolor!
tu corazón apenado, entristecido por 
el tiempo vivido, que ya no volverá atrás.
Casi las lágrimas  se asoman en tus ojos 
tan cansado de mirar sollozando entre,
recuerdo tu cuerpo estremecido
y tus manos me acarician sin cesar.
Hoy comprendo muchas cosas
que hace tiempo no supe apreciar 
no puedo  olvidar, ese tiempo traicionero,
tan mezquino, tan hipócrita  que nadie
nos perdonara.
Nuestras almas se unieron en un silencio 
tan profundo, que solo Dios fue testigo 
quizás caminando más caminos 
nos encontraremos en el más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario